Realizar o revisar evaluaciones de impacto con integridad y honestidad, sin distorsiones o imparcialidades deliberadas.

Las creencias personales no deben interferir con la justa evaluación de los impactos potenciales de políticas, planes, programas y proyectos.

Mantener el principio de libertad de acceso a la información y el derecho de los ciudadanos a participar en la toma de decisiones.

Suscribir la visión holística de la evaluación de impactos.

Procurar resultados sustentables y equitativos para las acciones humanas que afectan las funciones de los ecosistemas y las sociales.

 

Alentar un proceso de evaluación de impactos que evite infringir los derechos humanos de cualquier sector social.

No justificar el uso de violencia, acoso, intimidación o fuerza indebida con respecto a cualquier aspecto de la evaluación de impactos o a la implementación de acciones derivadas de la evaluación de impactos.

Realizar evaluaciones de impactos convencidos de que diferentes grupos sociales experimentan beneficios y daños de maneras distintas.

Tomar en cuenta las diferencias sociales de género y otras, y estar especialmente conscientes de las preocupaciones de los pueblos indígenas.

 

Promover las consideraciones de equidad como un elemento fundamental de la evaluación de impactos.

Dar la debida consideración a los derechos e intereses de las futuras generaciones.

Luchar por lograr la excelencia a través de la conservación y mejora de sus propios conocimientos y habilidades, así como dando impulso al desarrollo profesional de los colaboradores y fomentando las aspiraciones de potenciales miembros de la profesión.

No anteponer los intereses privados en detrimento del público, de los clientes o de las instituciones que contratantes.